Preguntas frecuentes sobre las vacunas contra el COVID-19

Sí. Todas las vacunas utilizadas en los EE. UU. deben someterse a extensas pruebas de seguridad antes de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA) las autorice o autorice su uso generalizado y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) las recomienden para su uso generalizado.

Las vacunas contra el COVID-19 se han estudiado en múltiples ensayos clínicos, cada uno de los cuales ha incluido a miles de personas. Desde el inicio de la pandemia, se han administrado miles de millones de dosis en los EE. UU. y en todo el mundo.

Todas las vacunas contra el COVID-19 continúan siendo sometidas a un amplio monitoreo de seguridad, incluido el uso de varios sistemas de notificación para garantizar la seguridad de las vacunas contra el COVID-19. Los efectos secundarios graves de las vacunas son poco frecuentes y, por lo general, más leves que los problemas causados por el COVID-19.

Sí, la vacunación contra el COVID-19 es segura para las mujeres embarazadas, lactantes, que intentan quedar embarazadas o que podrían quedar embarazadas para evitar que se enfermen gravemente de COVID-19. La vacunación durante el embarazo también protege a los bebés del COVID-19 grave antes de que tengan la edad suficiente para recibir la vacuna.

No ha habido evidencia de que las vacunas contra el COVID-19 sean dañinas para las mujeres que están amamantando o para sus bebés.

No, no hay evidencia de que las vacunas contra el COVID-19 afecten la fertilidad o sean perjudiciales para la madre o el bebé.

La vacunación ayuda a proteger contra la enfermedad grave y las complicaciones relacionadas, incluidas la hospitalización y la muerte, pero no es tan eficaz para prevenir las infecciones leves por COVID-19.

Por lo general, el cuerpo tarda algunas semanas en desarrollar inmunidad después de la vacunación, por lo que es posible infectarse con el virus que causa el COVID-19 antes o después de la vacunación.

Ninguna de las vacunas contiene el virus vivo que causa el COVID-19, por lo que no es posible contraer la enfermedad a través de la vacuna.

Las reacciones alérgicas graves a las vacunas son poco frecuentes, pero pueden ocurrir. Las personas que han tenido reacciones alérgicas graves a otras vacunas o terapias inyectables deben hablar con un profesional de la salud antes de vacunarse contra el COVID-19.

Los CDC ofrecen orientación adicional sobre las reacciones alérgicas después de la vacunación contra el COVID-19.

Varios estudios muestran que las personas mayores y aquellas con ciertas afecciones médicas, como cáncer, insuficiencia renal crónica, enfermedad pulmonar crónica, demencia, diabetes (tipo 1 o 2), síndrome de Down, enfermedades cardíacas, VIH, enfermedades hepáticas y anemia de células falciformes, tienen un mayor riesgo de enfermarse gravemente o morir por COVID-19 y deben vacunarse. Las vacunas contra el COVID-19 siguen siendo la mejor manera de prevenir la hospitalización, los resultados de salud a largo plazo y la muerte.

Obtenga más información sobre las vacunas recomendadas para personas con afecciones crónicas.

Ha habido informes raros de inflamación del corazón (miocarditis o pericarditis) después de la vacunación. La mayoría de los casos reportados involucran adolescentes y adultos jóvenes de sexo masculino y han ocurrido varios días después de la segunda dosis de la vacuna.

Los beneficios conocidos y potenciales de la vacunación contra el COVID-19 superan los riesgos. El riesgo de miocarditis es hasta 6 veces mayor después de la infección por COVID-19 que después de la vacunación con ARNm.

Los síntomas de miocarditis o pericarditis pueden incluir:

• Dolor en el pecho
• Falta de aire
• Palpitaciones o latidos muy rápidos o irregulares

Si experimenta alguno de estos síntomas, en especial dentro de una semana después de la vacunación contra el COVID-19, busque atención médica inmediata.

Los CDC monitorean activamente estos reportes y recomiendan la vacunación contra el COVID-19.