¿Qué es la hepatitis?
La hepatitis es una inflamación del hígado. El hígado es un órgano vital. Si se inflama o sufre algún daño, su funcionamiento puede verse afectado, incluida su capacidad para procesar nutrientes, filtrar la sangre y combatir infecciones. En general, la hepatitis puede ser causada por una infección viral; sin embargo, existen otras causas posibles, como el consumo excesivo de alcohol, las toxinas, algunos medicamentos y ciertos problemas de salud.
El ABC de la hepatitis viral
Los tipos más comunes de hepatitis viral en los EE. UU. son la hepatitis A, la hepatitis B y la hepatitis C. Aunque los síntomas son similares, se transmiten de manera distinta y pueden afectar al hígado de forma diferente. En general, la hepatitis A es una infección de corta duración y no se vuelve crónica. Si bien la hepatitis B y la hepatitis C pueden comenzar como infecciones agudas de corta duración, tienen el potencial de volverse crónicas y de causar problemas hepáticos a largo plazo.
Existen vacunas eficaces para prevenir la hepatitis A y la hepatitis B. Aunque actualmente no existe una vacuna para la hepatitis C, sí existen tratamientos eficaces; por eso, la realización de análisis y el diagnóstico temprano de la infección son cruciales. Millones de personas en los Estados Unidos viven con hepatitis viral crónica, y la mayoría no sabe que tiene el virus.
Muchas personas infectadas con hepatitis no tienen síntomas y no saben que están infectadas. Los síntomas de la hepatitis aguda pueden incluir fiebre, fatiga, pérdida del apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orina oscura, materia fecal de color claro, dolor en las articulaciones e ictericia. Los síntomas de la hepatitis viral crónica pueden tardar décadas en desarrollarse.
Tipos de hepatitis
Hepatitis A
Hepatitis B
Hepatitis C
Hepatitis D
Hepatitis E
Hepatitis A
La hepatitis A es una enfermedad hepática contagiosa causada por el virus de la hepatitis A (VHA). El virus se propaga con mayor frecuencia al ingerir agua o alimentos contaminados; también puede propagarse por contacto directo con una persona infectada, como son el contacto en el hogar o un encuentro sexual. La hepatitis A es la enfermedad prevenible por vacunación más común que se contrae durante los viajes internacionales.
Incidencia
- Las personas que contraen hepatitis A pueden sentirse enfermas durante unas semanas o varios meses
- Los adultos que contraen hepatitis A pierden un promedio de un mes de trabajo
- En los Estados Unidos se notificaron más de 5,700 casos de hepatitis A en 2021; sin embargo, debido a la falta de notificación de la totalidad de casos, es probable que el número real de casos sea de alrededor de 11,500
Causas
La hepatitis A puede transmitirse por contacto directo con una persona infectada, incluido el contacto sexual, y por la ingesta de agua o alimentos contaminados.
Entre las personas con mayor riesgo se encuentran:
- Viajeros internacionales.
- Hombres que tienen relaciones sexuales con hombres.
- Personas que consumen o se inyectan drogas ilegales
- Personas con riesgo laboral por exposición.
- Personas que prevén un contacto directo con otra persona en virtud de una adopción internacional
- Personas en situación de calle.
Las personas con enfermedad hepática crónica, incluidas la hepatitis B y la hepatitis C, y aquellas con VIH, corren un mayor riesgo de desarrollar un cuadro grave como consecuencia de una infección causada por hepatitis A.
Síntomas
No todas las personas con hepatitis A desarrollarán síntomas; los adultos tienen más probabilidades de tener síntomas que los niños. Si se desarrollan síntomas, estos suelen aparecen entre 2 y 7 semanas después de la infección y pueden incluir:
- Fiebre
- Fatiga
- Pérdida del apetito
- Náuseas
- Vómito
- dolor abdominal.
- Orina oscura
- Diarrea
- Materia fecal de color claro
- Dolor en las articulaciones
- Ictericia (color amarillo en la piel o los ojos)
Los síntomas suelen ser leves y desaparecen en 2 meses, aunque pueden durar hasta 6 meses. Una persona infectada puede transmitir el virus de la hepatitis A a otras personas hasta 2 semanas antes de que aparezcan los síntomas.
Prevención
La vacunación es la mejor manera de prevenir una infección por el virus de la hepatitis A. La vacuna contra la hepatitis A tiene una eficacia del 94-100 % en la prevención de la enfermedad. La protección comienza aproximadamente 2-4 semanas después de la primera dosis. Una segunda dosis da como resultado una protección a largo plazo.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan la vacunación contra la hepatitis A en los siguientes casos:
- Todos los niños de 12 a 23 meses.
- Todos los niños y adolescentes de 2 a 18 años que no hayan sido vacunados con anterioridad.
- Personas con mayor riesgo de contraer hepatitis A
- Mujeres embarazadas con riesgo de contraer hepatitis A o de sufrir consecuencias graves causadas por infección por el virus de la hepatitis A.
- Cualquier persona que solicite vacunarse.
Una vez que se recupera de la hepatitis A, no volverá a contraerla, ya que desarrolla anticuerpos que lo protegen de por vida.
Tratamiento
No existen medicamentos ni tratamientos específicos para la hepatitis A. La atención se centra en mantenerse cómodo y procurar una nutrición adecuada.
Hepatitis B
La hepatitis B es una enfermedad hepática grave causada por el virus de la hepatitis B (VHB). Este virus puede afectar a personas de todas las edades. Una vez infectadas, algunas personas pueden ser portadoras del virus durante toda su vida a modo de una infección crónica que puede provocar cirrosis hepática, cáncer de hígado, incluso la muerte. La hepatitis B se transmite cuando la sangre y los fluidos corporales de una persona infectada entran en el cuerpo de alguien que no está infectado. Esto puede suceder a través del contacto sexual, al compartir agujas o jeringas o por medio de una madre infectada que transmite el virus a su bebé durante el embarazo o en el parto.
En algunas personas, la infección aguda conduce a una infección crónica. En general, las personas con infección crónica producto del VHB no se sienten enfermas durante muchos años; no obstante, desarrollarán síntomas con complicaciones graves causadas por la hepatitis B, como cirrosis o cáncer de hígado. Una persona infectada con el virus puede transmitirlo a otras personas, incluso si no se siente enferma y aunque no presente síntomas. La mejor manera de prevenir la hepatitis B es vacunándose.
Incidencia
- Cientos de miles de personas en los EE. UU. tienen una infección crónica o prolongada por el virus de la hepatitis B, que puede provocar cirrosis hepática, cáncer de hígado y la muerte
- La infección por el virus de la hepatitis B es responsable por la muerte de miles de personas en los Estados Unidos cada año, generalmente como consecuencia de complicaciones derivadas de una enfermedad hepática
- Las personas que viven con hepatitis B crónica corren un riesgo del 15 % al 25 % de sufrir una muerte prematura por cirrosis o cáncer de hígado si no se controlan y no se someten a un tratamiento con medicamentos antivirales, según indicación al respecto
- Se calcula que alrededor de dos tercios de las personas infectadas con el virus de la hepatitis B en los EE. UU. ignoran la infección que padecen
Causas/Transmisión
La hepatitis B se transmite por exposición a sangre o líquidos corporales infectados de la siguiente manera:
- De una madre infectada a su bebé durante el embarazo o en el parto.
- Contacto sexual con una pareja infectada.
- Uso de drogas inyectables que implique compartir agujas o jeringas.
- Contacto con sangre o llagas abiertas.
- Exposición por pinchazos con agujas o instrumentos afilados
- Intercambio de elementos que puedan causar roturas en la piel o las membranas mucosas, como cepillos de dientes, maquinillas de afeitar o equipos médicos (por ejemplo, un medidor de glucosa).
- Malas prácticas de control de infecciones en centros sanitarios
El riesgo de sufrir infección crónica por el virus de la hepatitis B también varía en gran medida según la edad. Cuanto más joven es una persona al momento de infectarse con el virus de la hepatitis B, mayor es la probabilidad de que desarrolle una infección crónica.
Síntomas
No todas las personas con infección aguda causada por el virus de la hepatitis B (VHB) tienen síntomas y, en caso de que así sea, pueden variar según la edad. Los bebes, los niños menores de 5 años y los adultos inmunodeprimidos con infección aguda causada por el virus de la hepatitis B (VHB) suelen ser asintomáticos. Los síntomas de las infecciones agudas por el virus de la hepatitis B pueden incluir:
- Fiebre
- Fatiga
- Pérdida del apetito
- Náuseas
- Vómito
- dolor abdominal.
- Orina oscura
- Materia fecal de color claro
- Dolor en las articulaciones
- Ictericia (color amarillo en la piel o los ojos)
Los síntomas suelen durar varias semanas, pero pueden persistir hasta 6 meses.
Prevención
La vacunación es la mejor manera de prevenir la infección por el virus de la hepatitis B sus las posibles complicaciones, incluido el cáncer de hígado.
La vacuna contra la hepatitis B se recomienda para todos los bebés, niños mayores y adolescentes que no hayan sido vacunados previamente; también se recomienda para toda la población adulta de entre 19 y 59 años y personas de 60 años o más con factores de riesgo, o para aquellos que buscan protección contra la hepatitis B.
La vacunación universal contra la hepatitis B también se recomienda en ciertos entornos, entre ellos:
- Centros de tratamiento de infecciones de transmisión sexual (ITS)
- Centros de pruebas y tratamiento del VIH
- Centros que prestan servicios para el tratamiento y la prevención del uso indebido de drogas
- Establecimientos correccionales
- Centros sanitarios que brindan servicios de asistencia a hombres que tienen relaciones sexuales con hombres
- Centros de hemodiálisis crónica y programas para la insuficiencia renal en etapa avanzada
- Instituciones y centros de día, que no son residencias, para personas con discapacidades del desarrollo
La vacunación es particularmente importante para las personas con factores de riesgo de hepatitis B, incluidas las personas con diabetes.
Detección y tratamiento
En los EE. UU., no existe en la actualidad ningún medicamento aprobado para tratar la hepatitis B aguda. Para aquellas personas con síntomas leves, los profesionales de la salud suelen recomendar reposo, una nutrición adecuada e ingerir muchos líquidos. Aquellos con síntomas más graves pueden necesitar ser hospitalizados.
Las personas con hepatitis B crónica deben ser monitoreadas, en forma periódica, para detectar signos de enfermedad hepática y evaluadas para indicar un posible tratamiento
Los bebés nacidos de mujeres embarazadas infectadas con el VHB o que presentan signos de infección deben hacerse la prueba entre los 9 y 12 meses de edad o entre 1 y 2 meses después de completado el esquema de vacunación si este se ha retrasado.
Se recomienda la realización de pruebas de VHB periódicas para las personas con riesgo continuo por exposición, las que también deben estar disponibles para cualquier persona que las solicite.
Hepatitis C
La hepatitis C es una infección hepática causada por el virus de la hepatitis C (VHC), que es un virus transmitido por la sangre. La hepatitis C puede ser una enfermedad leve, que dura unas pocas semanas, o una infección grave de por vida (crónica). Más de la mitad de las personas que se infectan con el virus de la hepatitis C (VHC) desarrollarán una infección crónica que puede provocar problemas de salud a largo plazo, incluso la muerte. Muchos de los infectados no tienen consciencia de su infección porque no están clínicamente enfermos. No existe una vacuna para la hepatitis C, pero sí existen tratamientos eficaces. La mejor manera de prevenir la hepatitis C consiste en evitar comportamientos que puedan propagar la enfermedad, como inyectarse drogas y compartir las agujas.
Incidencia
- Se estima que cada año se producen más de 40,000 casos de hepatitis C aguda en los Estados Unidos
- Entre 2013 y 2020, las infecciones agudas causadas por el virus de la hepatitis C se duplicaron con creces, en gran parte debido a la actual epidemia de abuso de opioides que azota los Estados Unidos
- Se estima que hay 2,4 millones de personas que viven con hepatitis C en los Estados Unidos
Causas
Por lo general, el VHC se transmite por contacto con sangre infectada. La transmisión puede ocurrir de las siguientes maneras:
- Compartir agujas y jeringas
- Nacimiento de una madre infectada con hepatitis C
- Hacerse un tatuaje o un piercing en el cuerpo en un entorno no regulado
- Compartir artículos de cuidado personal que puedan haber estado en contacto con sangre infectada, como maquinillas de afeitar, cortaúñas o cepillos de dientes
- Lesiones por pinchazos con agujas en centros sanitarios
- Tener relaciones sexuales con una persona infectada (se reportan casos con más frecuencia entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres)
- Transfusiones de sangre y trasplantes de órganos (poco frecuentes en los EE. UU. desde que se realizan análisis de sangre)
Síntomas
Muchas personas con infección aguda causada por el virus de la hepatitis C no tienen síntomas, no se ven ni se sienten enfermas y, por lo tanto, no saben que están infectadas. Para aquellos que desarrollan síntomas, estos generalmente aparecen de 2 a 12 semanas después de la exposición y pueden incluir:
- Fiebre
- Fatiga
- Pérdida del apetito
- Náuseas
- Vómito
- dolor abdominal.
- Orina oscura
- Materia fecal de color claro
- Dolor en las articulaciones
- Ictericia (color amarillo en la piel o los ojos)
La mayoría de las personas con infecciones crónicas por el virus de la hepatitis C no experimentan síntomas, lo que dificulta su diagnóstico y tratamiento. Con el tiempo, muchos desarrollan una enfermedad hepática crónica que puede variar de leve a grave e incluir cirrosis y cáncer de hígado. El proceso de la enfermedad hepática crónica en las personas con hepatitis C suele ser lento, sin signos ni síntomas, y puede prolongarse por varias décadas.
Prevención
Actualmente, no existe una vacuna para prevenir la hepatitis C. La mejor manera de prevenir la infección por el virus de la hepatitis C es evitar el contacto con sangre contaminada y evitar comportamientos de alto riesgo, como el uso de drogas intravenosas y las relaciones sexuales sin protección. Es importante evaluarse y someterse a pruebas.
Tratamiento
Por lo general, una infección por el virus de la hepatitis C, nueva o aguda, no requiere tratamiento. Sin embargo, cuando la infección por el virus de la hepatitis C se vuelve crónica, es necesario someterse a un tratamiento. Hay varios medicamentos disponibles para el tratamiento de la infección crónica por el virus de la hepatitis C. Más del 90 % de las personas con hepatitis C se pueden curar con 8 a 12 semanas de tratamiento por vía oral.
Hepatitis D
La hepatitis D es una infección hepática causada por el virus de la hepatitis D (VHD). Solo las personas infectadas con el virus de la hepatitis B pueden contraer hepatitis D, lo cual es poco frecuente en los EE. UU. La hepatitis D puede causar síntomas graves y enfermedades severas que pueden provocar daño hepático de por vida e incluso la muerte. No existe una vacuna para la hepatitis D, pero vacunarse contra la hepatitis B también protege contra la hepatitis D.
Hepatitis E
La hepatitis E es una infección hepática causada por el virus de la hepatitis E (VHE). La mayoría de las personas infectadas con el virus de la hepatitis E se recuperan completamente, sin complicaciones a largo plazo. La hepatitis E es rara en los Estados Unidos, pero común en muchas partes del mundo. Actualmente, no existe vacuna contra la hepatitis E. El riesgo de infección por el virus de la hepatitis E se puede reducir mediante la ingesta únicamente de agua purificada cuando se visitan países donde la hepatitis E es común, además de evitar el consumo de carnes crudas o poco cocidas.
Actualizado en marzo de 2024
Fuente: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
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