Dash - Historias reales

Mi hijo Dash era el típico atleta de la escuela secundaria, que sobresalía en diversos deportes como baloncesto, fútbol, waterpolo y tenis. Cuando cumplió 18 años, llegó el momento de que abriera sus alas. Sus hermanos mayores (3 hermanos y 1 hermana) se habían ido hacía ya mucho tiempo. La habitación delantera estaba llena con todas sus cosas, y él estaba listo y ansioso por comenzar la universidad y su vida estudiantil en la residencia de Chico State para estudiar la carrera de negocios. Era mediados de agosto, así que era la última semana que iba a estar en casa.

Dash se siente enfermo

El viernes se despertó sintiéndose mal, con fiebre y vómitos. Hice lo que hacen todas las mamás. Le di ibuprofeno y le dije que, en cuanto pudiera, me comunicaría con él para saber cómo estaba. Ese día en el trabajo estaba en una reunión y le envié un mensaje de texto alrededor de las 10 a. m. para preguntarle cómo se sentía. Me dijo que se sentía peor y que ahora tenía diarrea y dolores corporales como nunca antes. Naturalmente, estaba preocupada. Fui a casa a almorzar para ver cómo estaba y decidí quedarme. Le estaba dando ibuprofeno y Tylenol®, pero la fiebre no se iba y no podía retener ningún alimento. Supuse que era gripe y llamé a la enfermera asesora para ver si podíamos conseguir Tamiflu®, ya que pensaba que lo mejor sería actuar con rapidez. La enfermera me preguntó si Dash podía mover el cuello de lado a lado y luego la barbilla hacia el pecho. Se movió un poco, pero no mucho. Fue allí cuando la enfermera consultó con el médico de la guardia de emergencias y nos aconsejaron que fuéramos de inmediato. Querían descartar que tuviese meningitis.

Visita a la sala de emergencias

Scott, mi esposo, estaba con nosotros en casa, así que nos subimos al auto y fuimos a la sala de emergencias. Estábamos nerviosos, pero realmente no sabíamos qué pasaría. No sabía lo que era la meningitis, pero no sonaba bien. En realidad, lo único que sabía era que Dash siempre había estado sano y ahora estaba muy enfermo. Me costaba entender cómo todo había sucedido tan de repente y de la nada.

Mientras estábamos en la sala de emergencias, le hicieron todo tipo de estudios como tomografías computarizadas y ecografías. Tomaron muestras de sangre y heces. Le recetaron antibióticos por vía intravenosa. Jamás había visto tantos cables y tubos juntos. Llegamos a las 6 p. m. y a las 2 a.m. estaban trasladando a mi hijo a la unidad de cuidados intensivos (UCI). Claramente, no íbamos a volver a casa.

Internación en el hospital

Estábamos todos muy cansados y realmente muy asustados. Al menos siete médicos, enfermeras y técnicos se reunieron alrededor de Dash. Parecía un episodio de una serie médica de televisión, pero era real y nos estaba pasando a nosotros. Dash estaba tan deshidratado que sus riñones habían comenzado a fallar. Lo estaban rehidratando con una vía intravenosa y le estaban dando otro medicamento a través de una vía central conectada directamente en su cuello para mantener su presión arterial alta. Podía oír y ver cómo se atragantaba con arcadas secas una y otra vez durante horas.

Era insoportable ver a mi hijo menor indefenso. Los médicos aún no sabían con certeza cuál era el problema, pero usaban palabras aterradoras como "sepsis" y "shock séptico". Era muy angustiante y me sentía completamente vulnerable. Realmente creía que se iba a morir. Scott y yo no nos fuimos. Dormimos en el sofá de su habitación de la UCI durante dos noches, aunque no dormíamos mucho.

El domingo finalmente obtuvimos el resultado. El infectólogo vino a hablar conmigo. Nunca olvidaré lo que dijo y la expresión de su rostro. Me dijo: "Su hijo está muy enfermo. Es el tipo de meningitis que un día estás vivo y al siguiente ya no."

Al parecer, era una meningitis bacteriana tipo B.

En ese momento se me vino el mundo abajo. No tenía idea sobre la meningitis, pero me di cuenta de que la vida de Dash estaba en juego. Pensé en las cajas que estaban en casa, todas empacadas y listas para llevar a su dormitorio y los planes que tenía para la universidad. El futuro de Dash podía terminar de un momento para otro. Como padre, es la peor sensación del mundo. En ese estado, hasta me era difícil comprender el tratamiento médico que querían llevar a cabo y la jerga que utilizaban. Básicamente, tuvieron que tratarlo agresivamente con antibióticos intravenosos y esperar que ello fuera suficiente para combatir la infección que invadía su cuerpo e intentaba que sus órganos dejaran de funcionar.

Hubo una cuarentena de 48 horas para las visitas a fin de controlar la infección, pero después de eso sus hermanos y su hermana vinieron a visitarlo. Luego de los dos primeros días, lo trasladaron de la UCI a una habitación común de hospital. Dash empezaba a mejorar. Continuamos durmiendo en el hospital en sofás cama en la habitación de Dash, y solo íbamos a casa para ducharnos. Luego comenzaron a llegar sus amigos. Fue increíble. Realmente recibió mucho apoyo. En total, estuvo en el hospital durante una semana y, aun así, le quedaban varios días de tratamiento con antibióticos que mi marido y yo debíamos darle por vía intravenosa.

El mensaje de la familia de Dash sobre la vacunación contra la meningitis B

Si hay un lado positivo en la experiencia de Dash, es que aprendimos sobre la vacuna contra la meningitis B. Cuando revisamos sus registros de salud, vimos que Dash tenía sus vacunas al día, incluida la vacuna de refuerzo ACWY contra la meningitis, que acababa de recibir en el último año de la escuela secundaria a los 17 años. Así que, en realidad, asumimos que habíamos hecho todo lo que debíamos hacer. Pensábamos que habíamos cubierto todos los frentes. Pero nunca nadie nos había recomendado la vacuna contra la meningitis B. Ahora, debido a la experiencia de Dash, todos sus amigos conocen la vacuna MenB, y nuestra misión es informar a otras familias también. Si el médico no la menciona, puede pedirla. La historia de Dash podría haber tenido un final muy distinto. Podría haber muerto o haber quedado con una discapacidad permanente. Pero, afortunadamente, solo se perdió el primer día de universidad. Estamos eternamente agradecidos de tenerlo con nosotros.

Nuestro mensaje es: No des por sentada la buena salud. Asegúrate de que tu hijo adolescente reciba las vacunas contra la meningitis ACWY y MenB.

Tina, la mamá de Dash

Adquirido de ShotByShot.org

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