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29 de agosto de 2019

Historia de la gripe de Emily

En la tarde del 28 de enero del 2004, Emily Lastinger, de 3 años, tomó una larga siesta y comenzó a mostrar signos de que se sentía mal. En el jardín de infantes había estado circulando faringitis estreptocócica, por lo que los padres de Emily la mantuvieron en casa y la llevaron a ver a su médico para asegurarse de que estuviera bien. Sin embargo, una enfermera le realizó una prueba de hisopado nasal a Emily y determinó que tenía gripe. Se le administraron medicamentos antivirales con la esperanza de que hiciera más leve la enfermedad, y se le indicó a los padres que la mantuvieran hidratada y controlaran su fiebre.

Ese viernes y en el transcurso del fin de semana, Emily empeoró progresivamente. La fiebre se disparó y comenzó a tener vómitos. Sin embargo, el pediatra de Emily le aseguró a los padres que estos síntomas eran algo normal de la gripe y que debían seguir controlando que continuara hidratada. Durante todo el fin de semana, Emily continuó teniendo vómitos y tuvo dificultad para retener líquidos. Sus padres se contactaron nuevamente con el consultorio del pediatra, pero les aseguraron que los síntomas eran normales y les dijeron que la llevaran ese lunes si todavía estaban preocupados.

Emily no mejoró durante el fin de semana, por lo que en la mañana del 2 de febrero del 2004, los padres de Emily programaron una cita con el médico para más tarde ese día. El médico les indicó que le administraran líquidos cada 15 minutos hasta que llevaran a Emily al consultorio. Luego de que la bañaron y vistieron para ir al consultorio del médico, Emily se acostó en la cama de sus padres a descansar y ver televisión. Fue encontrada sin vida 15 minutos después.

Cuando sus padres la encontraron, inmediatamente comenzaron a hacerle RCP. Cuarenta y cinco minutos después, en el departamento de emergencias, los médicos lograron que su corazón volviera a latir y luego la transfirieron a un centro local de trauma infantil. Durante 12 horas, los médicos trataron de reanimarla por completo, pero el daño a su sistema era demasiado grande. Emily murió más tarde ese mismo día.

La autopsia reveló que, además de la influenza (gripe), Emily tenía neumonía con una complicación dolorosa llamada empiema (una acumulación de pus o líquido en la cavidad entre el pulmón y la membrana circundante). Emily no estaba vacunada contra la gripe.

Fuente: www.familiesfightingflu.org.

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