La historia de Jacqueline (COVID-19)

La esencial enfermera a domicilio

Desde que comenzó la pandemia de COVID-19, el mundo finalmente ha reconocido la importancia de las enfermeras. Las empresas les daban regalos, les agradecían por su servicio y permitían que fueran las primeras en la fila en las tiendas. No usé ninguna de estas cosas. No me sentía esencial. Un día, cuando salía de Walmart, la cajera me agradeció por mi servicio, y yo le dije que apreciaba su servicio y que estuviera en la primera línea. Yo solo era una enfermera a domicilio que trabajaba desde casa.

A la semana siguiente, tuve una visita con una clienta que tenía mellizas. Ella se sentía muy abrumada por las niñas, y nuestra visita consistió en una charla por FaceTime en la que hablé con las niñas y le di lugar a mi clienta para que expresara sus sentimientos. Al final de la llamada, me agradeció mucho por brindarle mi apoyo y escuchar sus problemas. Recién en ese momento me di cuenta de que era esencial.

Pero soy esencial de una manera muy diferente. Cada vez que un cliente me llama o me envía un mensaje de texto sin que yo inicie la conversación, me siento esencial. Cuando me piden información y se las puedo brindar gracias a mis años de conocimiento y experiencia, me siento esencial. Por ello, finalmente comprendí que en realidad no tengo que colocar mis manos sanadoras sobre alguien para ser esencial. Simplemente lo soy.

Fuente: StoryCenter