FECHA
30 de julio de 2020

Historia de COVID-19 con Riza

Ajustaba la cámara de mi teléfono mientras escuchaba la historia del parto de mi clienta durante su primera visita de posparto. Intentaba que mi enojo, frustración y preocupación no fueran obvios. Ella había tenido una cesárea hacía poco. Esta clienta tiene un retraso en el desarrollo, no de manera evidente, pero ella es consciente de sus propias deficiencias. Mientras la escuchaba, me di cuenta de lo mucho que su experiencia de parto, el alta y la atención posparto se vieron afectados por el COVID-19.

Fue dada de alta muy rápidamente, sin todas las instrucciones adecuadas. A medida que ella continuaba con su historia, sentía que me iban creciendo estos sentimientos. Frustración por no poder estar allí para ver cómo estaba y poder informarla sobre cosas básicas que necesitaba. Frustración porque por mucho que intentaba explicarle algunas cosas, ella no lograba comprender completamente los conceptos. Preocupación por no poder ver cómo estaba mezclando la leche materna con la fórmula y controlar al bebé. Preocupación también por no poder estar allí para cuidar el bienestar de esta mamá e indicarle adecuadamente cómo usar el brazalete de presión arterial que le enviaron por correo. Enojo porque no tenía una cita de seguimiento programada. Enojo por mi propia limitación a través de este teléfono. Por cómo el COVID-19 ha amplificado las disparidades en la salud de mis clientes.

Frustración, ansiedad y rabia por no poder ser la enfermera que solía ser... y la conciencia de que ahora debo encontrar nuevas formas de estar ahí para mis clientes, a través de la lente de un teléfono.

Fuente: StoryCenter

Comparta su historia

Comparta su historia para ayudar a otras personas a comprender mejor el impacto que tienen las enfermedades prevenibles mediante vacunas, las infecciones resistentes a los medicamentos y otras enfermedades infecciosas.